6 de julio de 2005

Experiencias de un Ingles

Nuestro amigo inglés, el seńor Johnson, seguía disfrutando de su viaje por República Dominicana en compańía de su novia Lucía. Habían participado en un excelente recital del cantautor Juan Luis Guerra y la pareja se disponía a cenar antes de volver al hotel.
- Podríamos pedir arroz, no te parece, Lucía? Sé que es algo típico aquí.
- Sí, he visto que se come mucho, probemos…
Ambos entraron en un restaurante y pidieron el menú clásico: arroz, habichuelas y pollo.
- Qué bonito el recital!! Me gustó mucho, debemos agradecer a la joven que nos recomendó que fuésemos.
- Sí, realmente muy bueno, y muy productivo para tu diccionario!!
- Ya lo creo, tengo muchas palabras nuevas…Y en boca de un artista!! Me gustó mucho eso de acotejar como acomodar, me parece muy poético.
- A mí me ayudó mucho a entender las letras la seńora que estaba sentada a mi lado. Me iba explicando las expresiones, algo que no se entiende si se desconoce el origen… agregó Lucía.
- Qué expresiones?
- Muchas, sobre todo una de la canción “Oprobio”, recuerdo que era «buche y pluma».
- Cuéntame!! exigió el inglés, que sacó su cuaderno rojo para escribir la explicación.
- Te acuerdas d
e la canción? Bueno, la expresión se refiere a la lechuza, que aparenta ser un ave grande, pero al desplumarla uno se da cuenta de que no es ni grande ni gorda. Como es un ave de rapińa tiene un gran buche, y su plumaje es abundante, por eso tiene apariencia de ser grande, pero al verla sin plumas uno se da cuenta de que era «buche y pluma no más». – Comprendo, algo así como «pura espuma»
- Exacto, como decir «mucha espuma y poco chocolate», y algo o alguien superficial, sin sustancia.
- Qué bueno es viajar contigo! Siempre aprendo cosas nuevas… Y me divierto muchísimo!!
La pareja se tomó de las manos y en ese momento llegó el camarero con un plato humeante típicamente dominicano.
Mientras cenaban, el inglés le comentó a su novia que hacía unos meses había conocido a un espańol que le comentó de las delicias del arroz en este país.
- Recuerdo a un empresario espańol con el que viajé a Chile… comentó Bob. Me dijo que en una visita a República Dominicana le habían ofrecido legumbres, verduras y arroz con mucho
«concón».
- Claro, el concón es fundamental… comentó Lucía.
- Sí, pero como él no sabía qué era eso y tenía miedo de que se tratase de un picante o de algún animal exótico, se negó a probarlo... Pero cuando llegó el arroz se dio cuenta de que era la costra quemada que queda en el fondo de la cacerola!
- A mí me pasa algunas veces… Pienso que si pido algo y no me gusta me da pena dejarlo…
- Claro, Lucía, por eso siempre hay que preguntar, sin vergüenza… Imagínate si me pierdo el concón! Con lo que a mí me gusta el arroz!
Bob y su novia continuaron disfrutando de la velada y saboreando el concón. Al otro día harían planes para recorrer otros lugares de la isla.


Por Bebocuriel

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